Es una realidad que se vive en muchos lugares del mundo, de manera terrible, pero que es aparentemente obviada por los gobiernos y las instituciones, a pesar de la cantidad de muertes que se producen al año por culpa de este fenómeno. Hablamos de la inmigración ilegal en patera, una forma de llegar a un nuevo país, a un nuevo continente, en pequeñas embarcaciones complicadas de detectar en el mar. La forma en la que estas pateras se lanzan al océano es totalmente temeraria, y aun así van repletas de inmigrantes que sueñan con llegar a tierra al otro lado, a Europa, donde suelen tener más oportunidades de sobrevivir. La realidad es que este tipo de inmigración es cada vez más intensa, lo que está empezando a suponer un problema a ambos lados del Estrecho.
La inmigración en patera se da sobre todo desde África del Norte hasta Europa, normalmente al sur de España, pero también a algunas islas de Italia o Grecia, ya en el mar Mediterráneo. La situación de estas personas en sus países de origen es compleja y muy difícil, puesto que normalmente no tienen muchas aspiraciones de tener una vida normal, de poder cuidar a sus familias. Vienen de lugares pobres y en muchas ocasiones ahorran una gran cantidad de dinero para cruzar el Estrecho en este tipo de embarcaciones, algo totalmente ilegal, pero que se sigue produciendo ante la falta de medios y recursos para evitarlo. Son días enteros, con sus noches, en medio del mar, tratando de alcanzar las costas de Europa, para al menos estar en la seguridad de un continente donde tienen más oportunidades.
¿Desde dónde vienen estos inmigrantes?
La mayoría de inmigrantes que realizan este tipo de viajes en patera suelen provenir del África subsahariana, de países como Senegal o Mauritania, aunque también proceden de muchas zonas del propio Marruecos, el país más cercano a Europa en ese sentido a través del Estrecho. De hecho, son muchos los marroquíes que consiguen llegar de esta forma a España, a la costa de Cádiz o Almería, y que tras formalizar su situación logran traerse a toda su familia de su país, donde viven con muchas penurias económicas. África es un continente muy pobre, esquilmado a lo largo de los siglos por las potencias europeas y por sus propios gobernantes dictatoriales y tiranos, y masacrado por las guerras civiles que se siguen dando todavía hoy por hoy en este continente.
¿Por qué emigran de sus países?
Es evidente que la situación en estos países africanos no es ni de lejos perfecta para poder prosperar, y eso hace que muchos solo vean una salida posible: emigrar a Europa, para buscar allí una nueva oportunidad de vida. Sin embargo, la Unión Europea tiene unas normas muy concretas sobre quien puede entrar en territorio europeo y quien no, y para la gente de fuera se pide siempre un tipo de documento especial que a veces cuesta conseguir. Se les da un tiempo determinado para estar en territorio europeo, pero si pasado ese tiempo se quiere renovar el permiso, se debe tener vivienda o trabajo. De lo contrario se le considera ilegal. Lo que se busca es llegar como sea a estos países y luego, los inmigrantes ya se buscan la vida para conseguir mantenerse aquí como mejor puedan.
Los peligros a los que se enfrentan en el mar
Cuando hay una situación de conflicto bélico en un territorio determinado, los países, normalmente a través de la ONU o la OTAN, designan que las personas que huyen de esa guerra sean consideradas como refugiados. Eso les da cierta seguridad a la hora de llegar a otros países para poder comenzar de nuevo. Sin embargo, parece que eso no ocurre con África, donde la situación también es desesperante y al contrario que en otros países, los inmigrantes que llegan a Europa desde esta zona no son considerados como refugiados, sino que más bien se les aparta y se les discrimina. Y todo ello después de un peligrosísimo viaje en barco donde tienen que enfrentarse a muchísimos peligros que en ocasiones pueden resultar incluso mortales.
Salen a la mar en embarcaciones muy pequeñas, que además van sobrecargadas por toda la gente que quiere ir en ellas. Sin apenas comida ni agua, deben pasar varias jornadas, según cómo esté el tiempo, para llegar a la costa europea. Intentan hacer el viaje de noche, con lo que eso supone, en una oscuridad total ante la inmensidad del océano. Deben enfrentarse a las mareas, a los temporales, que en muchas ocasiones han volcado las pateras en medio del mar, haciendo que sus integrantes perdiesen la vida. Pero también al calor o al frío, dependiendo de la época, que puede acabar en enfermedades muy graves e incluso la muerte. Se calcula que en los últimos años han sido de media más de cuatro mil personas las que han perdido la vida cada año en el Mar Mediterráneo, la zona más conflictiva a este respecto.
No todos llegan con vida a su destino
Es obvio que, conociendo los peligros a los que tienen que hacer frente en el mar, muchos de estos inmigrantes hayan perecido tratando de alcanzar la otra orilla. Se trata de una tragedia que se lleva cientos de vidas todos los años, con pateras hundidas en medo del temporal, personas que llegan sin vida a la otra orilla por problemas durante el viaje… Es algo tremendamente peligroso y es literalmente jugarse la vida, la suya y la de todos los que van e n la patera, incluyendo a las mujeres embarazadas y los niños. Tal es la desesperación que tienen estas personas, tratando de encontrar una vida mejor, un resquicio de esperanza que les permita prosperar y trabajar para ganarse la vida honradamente. Muchos se quedan en el camino, por desgracia. Y lo que es peor aún, parece que la mayoría de la población prefiere mirar a otro lado mientras esto ocurre.