Una joven de tan solo dieciséis años llega a casa compungida, y con voz temblorosa, confiesa a sus padres que quedó embarazada. El chico es un compañero de clase, con el que lleva teniendo relaciones poco más de un mes. No tomaron precauciones porque pensaban que en ese momento de su ciclo era imposible gestar. Las consecuencias, ahora, son terribles para una niña que no contemplaba siquiera la posibilidad de ser madre. El problema recae sobre ella, pero es de todos, por no ser capaces de informar con veracidad y con cercanía de lo que significa el sexo. Un tema que sigue siendo un tabú en muchas familias, en las escuelas, y que tarde o temprano llega a la vida de los jóvenes, muchas veces sin estar preparados para ello. ¿Cómo van a confesar que tienen relaciones y preguntar sus dudas, si desde críos se les enseña a no hablar del tema, a obviarlo, como si no existiera?
La sexualidad sigue siendo una asignatura pendiente en muchas escuelas y liceos, especialmente en aquellas edades donde los chicos ya han descubierto su lado más fogoso. Es una exploración inexorable de nuestras fantasías, en un momento en el que nuestro cuerpo cambia por completo, y estamos sumidos en un mar de hormonas. Obviar el tema solo lo hace más peligroso, sobre todo para aquellos que buscan información por otros medios menos educativos, como el porno. El consumo de contenido pornográfico es cada vez mayor entre los menores de edad, y hemos de tener en cuenta que estos chicos se están formando sexualmente con esas escenas. Es ficción, y a esas edades podrían confundirse mucho, tanto que incluso lleguen a pensar que el sexo real también es así. Pero esto no es algo exclusivo de los menores. Muchos hombres y mujeres, acostumbrados a ver pornografía, terminan entendiendo que el sexo debe ser así, como sale en esas películas. Por inexperiencia, o por no atreverse a cumplir todas sus fantasías, el sexo en la pantalla queda como una especie de mito, de utopía solo disfrutable en nuestra mente. El único lugar donde una orgía puede ser plenamente satisfactoria… ¿o tal vez no?
Cómo hacer una orgía
Como el propio deseo sexual, las fantasías eróticas son inherentes al ser humano. De hecho, ambos conceptos están muy relacionados, canalizando el deseo a través de esa sublimación de sueños eróticos que nos encantaría cumplir. Las fantasías pueden ser muy sencillas, como hacerlo sobre la mesa de la cocina en lugar de la cama, o pueden desarrollarse de una manera más compleja, según nuestros estímulos y nuestra imaginación. Hay personas que fantasean todo el rato, pero mantienen a raya esos deseos, ciñéndose solo a la actividad sexual “habitual”. Sin embargo, dejar salir esa imaginación a través de las fantasías es muy positivo para nuestra libido, y nuestra vida sexual lo agradecerá.
Las orgias, por ejemplo, son una fantasía común en muchos hombres y mujeres, como una forma de transgresión más allá del sexo monógamo y tradicional. Una orgía no es más que un grupo de personas teniendo sexo entre sí. Técnicamente, la orgía debería ser un “todos con todos”, sin importar nuestras preferencias o gustos sexuales, ni siquiera nuestra orientación. Sin embargo, lo habitual es que el sexo en grupo se desarrolle entre distintas parejas, o personas que tienen relaciones sexuales con varios miembros del grupo a la vez. Debe haber una cierta confianza dentro del grupo, un feeling especial, para que todo fluya. Otra opción es acudir a los clubes de swingers, donde las parejas abiertas tienen relaciones con otras personas con total naturalidad. Debemos ir bien preparados para disfrutar de verdad de la experiencia, sobre todo si es nuestra primera vez, porque los nervios suelen jugar malas pasadas.
El mito de las orgías en el cine porno
Como otras muchas prácticas que se salen de lo “habitual” en el sexo, la información que la mayoría tiene sobre las orgías viene del cine porno. Estas escenas y películas explícitas llevan más de medio siglo mostrándonos todo tipo de fantasías sexuales que sobrepasan la imaginación de muchos. Sirven no solo para excitarnos y encender nuestro deseo, sino también para inspirarnos en nuestra vida privada, en las nuevas formas de disfrutar del placer con nuestra pareja. Sin embargo, es importante entender que, como ya comentábamos arriba, el porno es ficción. Hay que aprender y disfrutar de él, pero no podemos pensar que todo lo que ocurre en la escena es cien por cien real, o que el sexo debe ser así siempre. Es como dar por hecho que las escenas de acción con persecuciones y tiroteos de las películas comerciales son reales.
En el mundo del porno, las orgías son escenas complejas de grabar, en tanto que involucran a muchos profesionales en un mismo espacio. Esto dificulta la logística, desde los planos hasta la propia producción, y por supuesto, también encarece el presupuesto. Sin embargo, el éxito de las escenas de orgías en las plataformas de porno online nos demuestra el interés que los espectadores tienen en este género. Las orgías se llevan a cabo al menos entre cinco o más personas, y suele haber cambios de pareja sexual durante el rodaje de la escena. Lo difícil es, por tanto, captar todo lo que ocurre, ya que la cámara solo puede mostrarnos una parte de esa situación, centrándose en una de esas parejas. A veces, la orgía se da con una chica contra varios chicos, o viceversa, algo conocido como gang bang. Esa es otra de esas situaciones que nos hacen fantasear con cumplirlas en la vida real, como si fuera a ser igual de intensa.
Cómo son en la vida real
Disociar lo que pasa en el porno con el sexo en la vida real es importante para entender que este tipo de situaciones son muy diferentes. Las expectativas pueden jugarnos una mala pasada, y lo cierto es que el sexo grupal no es algo sencillo, al menos al principio. Hay muchas personas a nuestro alrededor, y a veces eso nos puede llegar a bloquear de cierta manera. Dejar que todo fluya, conseguir esa conexión con los demás, requiere de práctica, de paz mental y sobre todo, de muchas ganas de diversión. En la vida real, las orgías suelen ser mucho menos glamourosas que en el cine porno. Hay más caos, mucho menos entendimiento, al menos al principio.
Lo principal es dejar la mente en blanco y pensar solo en disfrutar, estando seguros de que queremos estar allí, formando parte de ese tipo de prácticas, solos o con nuestra pareja. Mantener la mente abierta es imprescindible para disfrutar de verdad de la orgia, y tomarla como una experiencia diferente y especial. Hemos de ser considerados con las otras personas y prestar atención a sus estímulos para saber si están disfrutando o no. Conviene igualmente prepararse a conciencia en lo higiénico y corporal, ya que si todo va bien vamos a compartir pasión con muchas personas diferentes. La protección es ineludible, precisamente por ese motivo, para evitar males mayores como el que poníamos de ejemplo al principio del texto. Dejar a un lado las fantasías una vez que ya estemos cumpliendo nuestro sueño erótico es lo mejor que podemos hacer para que las expectativas no acaben por machacarnos.